Sí, aunque no sea lo más importante, es cierto, cuando una se embaraza uno de los mayores temores que tiene es cómo se va a transformar su cuerpo y, más allá de los 9 meses vista, si quedarán secuelas a largo plazo. Para empezar, hay que olvidar eso de “Uy que bien, voy a comer como si no hubiera mañana porque, total, voy a engordar igual”. Pues no hija mía, no, no vas a engordar igual comiendo donuts que comiendo unos cereales integrales. Además, piensa que una cosa es engordar por el peso del niño, la placenta, la sangre, la retención de líquidos, etc. Y otra, muy distinta, acumular grasaza por los excesos.