Emociones y crianza: el valor del acompañamiento emocional infantil con amor y paciencia

Madre abrazando a su hijo en un entorno cálido que representa el acompañamiento emocional infantil.
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El acompañamiento emocional infantil es una herramienta clave para ayudar a nuestros hijos a manejar sus sentimientos, incluso en los momentos más difíciles.

Aprender estrategias para la gestión emocional en niños es esencial para ayudarles a navegar por sus sentimientos de manera saludable.

Es la hora de la cena y tu hijo, cansado después de un largo día, empieza a tener una rabieta porque no quiere comer lo que has preparado.

Tú, agotada también, sientes la frustración aumentar, y te preguntas

¿cómo puedo manejar esta situación sin perder la paciencia?

Niño en una rabieta mientras un adulto lo acompaña con empatía
Un momento de acompañamiento emocional durante una rabieta.

Como padres, nos enfrentamos todos los días a estos momentos en los que las emociones de nuestros hijos parecen desbordarse, y nuestra primera reacción muchas veces es intentar detener esa explosión cuanto antes.

Pero,…

¿qué pasaría si en lugar de tratar de apagar la tormenta emocional de nuestros hijos, decidiéramos acompañarlos a través de ella?

En este artículo, reflexionaremos sobre cómo podemos convertirnos en guías emocionales para nuestros hijos, enseñándoles a identificar, sentir y gestionar sus reacciones ante las emociones de manera saludable, sin apresurarnos a corregir o distraer.

Reflexiona: ¿Cómo reaccionas ante las emociones de tu hijo?

La gestión emocional en niños comienza con nuestro ejemplo y la forma en que respondemos a sus emociones.

Cuando tu hijo está enfadado o frustrado, es fácil caer en la tentación de corregir su comportamiento inmediatamente o distraerlo con algo que le haga sentir mejor.

Pero, ¿qué mensaje estamos enviando cuando evitamos que nuestros hijos sientan esas emociones?

A veces, sin darnos cuenta, les decimos que esas emociones no son bienvenidas, cuando en realidad son una parte natural de la vida.

¿Has intentado alguna vez simplemente estar presente cuando tu hijo está triste o enfadado, sin tratar de “solucionar” la situación?

Cambiar nuestro enfoque hacia un acompañamiento emocional puede marcar una gran diferencia en cómo nuestros hijos gestionan sus emociones en el futuro.

La importancia de acompañar, no corregir

Las emociones en la crianza no son un obstáculo, sino una oportunidad para conectar con nuestros hijos y enseñarles a gestionarlas de manera saludable.

Recapitulemos lo aprendido hasta aquí. Cuando nuestros hijos están abrumados por sus emociones, nuestro primer instinto es calmar la situación.

Sin embargo, cada emoción es una oportunidad de aprendizaje. Acompañarlos sin corregir o apresurarlos a sentirse mejor les enseña que está bien sentir lo que sienten, y que no deben temerle a sus propias emociones.

Soluciones prácticas para acompañar a tus hijos en sus emociones

Adulto enseñando emociones a un niño con un libro ilustrado.
Una lección práctica sobre cómo poner palabras a las emociones.

Reconocer y validar las emociones en la crianza ayuda a construir una relación sólida y de confianza entre padres e hijos.

Ahora que entendemos la importancia de acompañar a nuestros hijos emocionalmente, veamos cómo podemos hacerlo de manera práctica. Estas estrategias te ayudarán a gestionar las emociones de tu hijo con empatía, reforzando su capacidad para enfrentarlas con confianza.

1. Pon palabras a sus emociones

Cuando los niños son pequeños, a menudo no saben cómo expresar lo que sienten. Nuestro trabajo como padres es ayudarles a identificar y ponerle nombre a sus emociones. Por ejemplo, si tu hijo está llorando porque algo no salió como esperaba, podrías decirle:

“Veo que estás frustrado porque no puedes jugar más. Es normal sentirse así cuando no conseguimos lo que queremos.”

Esto no solo le ayuda a entender sus emociones, sino que también le enseña que es válido sentir frustración.

2. Evita usar distracciones como pantallas para calmar las emociones

En ocasiones, para evitar que nuestros hijos continúen con una rabieta o se sientan tristes, recurrimos a distracciones como las pantallas. Sin embargo, esto no les enseña a gestionar sus emociones, sino a evitar enfrentarlas. En lugar de distraerlo, puedes decirle:

“Sé que estás enfadado ahora mismo, pero estoy aquí contigo. Podemos pasar por esto juntos.”

Este tipo de acompañamiento les muestra que está bien sentir, y que pueden aprender a calmarse sin necesidad de evitar sus emociones.

3. Mantén la calma y sé un ejemplo de autocontrol

Demostrar paciencia en la crianza, especialmente durante las rabietas, es un acto que no solo calma a nuestros hijos, sino que les enseña el valor de la autorregulación.

Nuestros hijos observan y aprenden de cómo manejamos nuestras propias emociones. Si nosotros reaccionamos con calma y paciencia, ellos es más probable que aprendendan a hacerlo también. La próxima vez que tu hijo esté en medio de una rabieta, intenta mantener la calma y decirle algo como:

“Estoy aquí contigo. Vamos a tomarnos un momento para respirar y luego lo intentamos de nuevo.”

Este acto de modelar el control de los impulsos les enseña a manejar sus propias emociones con tranquilidad.

Pausa 2: Recapitulación y reflexión sobre la calma y la empatía

Hasta aquí hemos visto la importancia de poner palabras a las emociones, evitar las distracciones y ser un ejemplo de calma. Estos pasos son fundamentales para ayudar a nuestros hijos a gestionar sus emociones de manera más saludable y construir una base emocional sólida.

A continuación, profundizaremos en cómo estas prácticas no solo les ayudan a ellos, sino también a fortalecer el bienestar emocional familiar.

El bienestar emocional y el sentido de comunidad en la familia

Cuando permitimos que nuestros hijos sientan y gestionen sus emociones de manera saludable, no solo estamos contribuyendo a su desarrollo personal, sino que también estamos fortaleciendo la conexión y el sentido de pertenencia dentro de la familia.

Acompañarlos emocionalmente crea un ambiente seguro donde pueden ser ellos mismos, con todas sus emociones.

1. Fomentar la resiliencia emocional

Cada vez que permitimos que nuestros hijos experimenten emociones difíciles con nuestro apoyo, les estamos enseñando a ser resilientes. La resiliencia no significa no sentir frustración o tristeza, sino aprender a manejar sus reacciones ante esas emociones y seguir adelante. Este proceso es clave para su bienestar emocional a largo plazo.

2. Crear un espacio seguro para la expresión emocional

Un entorno de apoyo emocional en niños fomenta su seguridad para expresar lo que sienten y aprender de sus emociones.

Es fundamental que nuestros hijos se sientan seguros para expresar lo que sienten sin temor a ser juzgados o ignorados. Al darles ese espacio, les enseñamos que sus emociones son importantes y que tienen el derecho de ser escuchados.

Rincón emocional para niños con elementos que favorecen la expresión emocional.
Un rincón emocional diseñado para el desarrollo emocional infantil.

Puedes decirle algo como:

“Sé que hoy ha sido un día difícil para ti. Cuéntame qué ha pasado, estoy aquí para escucharte.”

Este tipo de acercamiento no solo valida sus sentimientos, sino que fortalece su confianza en ti como guía emocional.

Reflexión sobre el acompañamiento y la resiliencia familiar

Niño superando un desafío con el apoyo de un adulto.
El acompañamiento emocional fomenta la resiliencia infantil.

Cada momento en que ofrecemos apoyo emocional a los niños, les estamos dando las herramientas necesarias para enfrentar situaciones desafiantes con confianza.

Hasta ahora, hemos explorado cómo el acompañamiento emocional fortalece la resiliencia de nuestros hijos y fomenta un sentido de pertenencia dentro de la familia.

Permitir que sientan sus emociones, con nuestro apoyo, los prepara para enfrentar los desafíos emocionales del futuro. Es un regalo que les acompañará toda la vida.

Conclusión: Acompañar con empatía y respeto

La paciencia en la crianza es fundamental para ayudar a nuestros hijos a superar los momentos emocionales difíciles sin prisa ni juicio.

Ser padres no significa evitar que nuestros hijos sientan emociones difíciles, sino estar presentes para guiarlos a través de ellas. Acompañarlos en sus emociones, validar lo que sienten y enseñarles a gestionarlas es uno de los mayores regalos que podemos darles.

Con paciencia, respeto y empatía, podemos ayudarles a convertirse en individuos emocionalmente sanos y seguros.

La próxima vez que tu hijo esté atravesando un momento difícil, recuerda que no necesitas apresurarte a resolver el problema. Acompañarlo, escuchar y validar sus emociones es suficiente. Juntos, aprenderán valiosas lecciones emocionales.

Si deseas aprender más sobre cómo acompañar a tus hijos en su desarrollo emocional, visita www.educaenpositivo.com para acceder a más recursos y formaciones sobre crianza respetuosa y disciplina positiva.

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