Peleas entre hermanos: cómo actuar y acompañar desde la disciplina positiva

Niños españoles discutiendo en casa mientras su madre aplica disciplina positiva.
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Imagina que estás en casa, intentando relajarte después de un largo día, y de repente, escuchas a tus hijos discutir por quién se sienta en el sofá o quién tiene más tiempo de pantalla. En cuestión de segundos, la situación escala y las voces se elevan. Como padre o madre, te sientes frustrado y cansado de intervenir en estas peleas constantes. Te preguntas:

¿Qué hago mal? ¿Cómo puedo ayudarles a llevarse mejor sin perder la calma yo también?

Las peleas entre hermanos son una realidad común en todas las familias, pero también una oportunidad para aprender habilidades valiosas. Aunque a veces nos agotan, también representan una oportunidad para enseñarles habilidades valiosas como la resolución de conflictos, el respeto y la empatía.

En lugar de ser árbitros constantes, podemos acompañar a nuestros hijos en estos momentos, ayudándoles a entender sus emociones y a encontrar soluciones por ellos mismos.

En este artículo, veremos cómo desde la disciplina positiva, un enfoque que prioriza el respeto mutuo y el aprendizaje, podemos guiarlos en esta tarea, sin caer en el castigo o el posicionamiento por el “bueno”.

 

¿Qué emociones sientes cuando tus hijos pelean?

Es normal que las peleas entre hermanos nos hagan sentir agotados e incluso frustrados. Tal vez nos sentimos impotentes cuando no sabemos cómo calmarlas o terminamos tomando partido, creyendo que es la única manera de resolverlas. Pero, ¿alguna vez has pensado en cómo estos conflictos pueden ser una oportunidad para que tus hijos aprendan a gestionar sus diferencias de forma respetuosa y autónoma?

Cada vez que intervienes,…

¿sientes que estás reforzando un comportamiento o solucionando el problema de raíz?

Madre española reflexionando antes de intervenir en una pelea entre hermanos.
Observar las emociones detrás de las peleas mejora el acompañamiento emocional.

Cambiar el enfoque de “resolver” a “acompañar” puede marcar una gran diferencia, no solo en la relación entre ellos, sino también en la dinámica familiar en general.

Entender el porqué de las peleas entre hermanos es clave para abordarlas desde un lugar de empatía y respeto.

No siempre es necesario intervenir

Niños españoles resolviendo un conflicto en un rincón de la paz.
Espacios dedicados a la resolución respetuosa fortalecen el bienestar familiar.

Recapitulemos lo aprendido hasta aquí. Es comprensible que queramos intervenir cada vez que hay una pelea, pero muchas veces, intervenir demasiado rápido o de manera autoritaria puede hacer que el conflicto se perpetúe. Al darles herramientas para que gestionen sus diferencias por sí mismos, les ayudamos a desarrollar habilidades que les serán útiles toda la vida.

Soluciones prácticas para gestionar las peleas entre hermanos

Ahora que entendemos la importancia de no intervenir siempre, veamos algunas estrategias prácticas que puedes aplicar para gestionar las peleas entre hermanos, siempre desde un enfoque de disciplina positiva.

Estas estrategias también fomentan la empatía en niños, ayudándolos a comprender las emociones de su hermano y las suyas propias.

1. Establecer límites claros sin tomar partido

Es esencial que los niños sepan que, aunque pueden estar en desacuerdo, hay ciertos comportamientos que no son aceptables, como es tanto la violencia física como verbal. Sin embargo, en lugar de decidir quién tiene razón, puedes marcar el límite sin tomar partido. Podrías decir algo como:

“En cuanto os habléis con respeto podréis seguir jugando a la pelota”

De este modo, estableces un límite claro, pero les dejas el espacio para que ellos mismos encuentren una solución.

2. Crear un espacio de paz para la resolución de conflictos

En lugar de castigar a los niños cuando discuten, puedes crear un espacio en casa donde puedan acudir para hablar de sus desacuerdos. Este espacio, al que podrías llamar “rincón de la paz”, puede ser un lugar tranquilo donde ambos puedan expresar cómo se sienten, escuchar al otro y buscar una solución juntos.

Usar una herramienta como un “objeto de la palabra” (un peluche, por ejemplo) para turnarse al hablar puede ayudarles a aprender a respetar los turnos y escuchar activamente. Esto en el aula, si eres docente, también funciona fantásticamente bien.

Este enfoque fomenta una resolución de conflictos respetuosa y fortalece las habilidades de comunicación entre los hermanos.

3. Observar antes de intervenir

A veces, cuando escuchamos una pelea, nuestro primer impulso es intervenir de inmediato. Sin embargo, muchas veces los niños están resolviendo sus problemas por sí solos, y nuestra intervención puede empeorar la situación o hacer que dependan de nosotros para resolver cualquier desacuerdo.

Observa la dinámica antes de intervenir y solo hazlo si ves que realmente se necesitan límites claros o la situación se está volviendo demasiado llega a una violencia tanto verbal como física que no es tolerable. Pero recuerda: siempre sin posicionarte.

La importancia de la autonomía en la resolución de conflictos

Hasta ahora hemos aprendido que establecer límites claros, crear un espacio de resolución de conflictos y observar antes de intervenir son claves para permitir que nuestros hijos desarrollen sus propias habilidades de gestión emocional. Estas herramientas no solo promueven la resolución de conflictos de manera autónoma en el momento, sino que les preparan para enfrentar futuras situaciones con mayor seguridad y autonomía.

Las emociones detrás de las peleas

Niño español abrazando a su madre mientras su hermano reflexiona tras un conflicto.
El acompañamiento emocional fomenta la empatía y el respeto en los niños.

Muchas veces, las peleas entre hermanos no son solo sobre el tema superficial del conflicto (como un juguete o el mando de la tele), sino que reflejan emociones más profundas.

Puede que uno de los niños se sienta ignorado, que crea que necesita más atención o que esté experimentando celos. Es importante estar atentos a estas señales y abordar las necesidades emocionales detrás del conflicto.

El acompañamiento emocional en estos momentos les enseña a identificar sus propias emociones y a empatizar con las de su hermano.

1. Detectar la necesidad de pertenencia y atención

A menudo, uno de los niños puede provocar a su hermano simplemente para obtener la atención de los padres. Puede que esté buscando sentirse importante dentro de la dinámica familiar. En lugar de castigar a un niño por iniciar la pelea, puedes observar si realmente lo que necesita es sentirse más visto y escuchado.

Buscar momentos de conexión con él en los que podamos fomentar su sentimiento de comunidad va a ayudar mucho.

2. Evitar las etiquetas y comparaciones

Es fácil caer en la trampa de etiquetar a uno de los hermanos como “el bueno” o “el que siempre provoca”. Sin embargo, estas etiquetas refuerzan los comportamientos y crean resentimientos. En lugar de decir “siempre estás pegando” o “deja de molestar a tu hermano”, trata de enfocarte en el problema del momento y buscar soluciones sin asignar roles fijos.

Por ejemplo, podrías decir:

“Veo que estáis enfadados. Estoy convencida de que podéis encontrar una solución juntos”

Pausa 3: Reflexión sobre las emociones y la pertenencia

Es fundamental entender que muchas de las peleas entre hermanos tienen su origen en necesidades emocionales no resueltas.

Como padres, podemos ayudar a nuestros hijos a identificar estas necesidades y guiarlos para que desarrollen herramientas emocionales que les permitan resolver los conflictos de manera más efectiva.

Conclusión: Acompañar con empatía y respeto

Familia española abrazándose, simbolizando el bienestar familiar y la empatía.
Fomentar la empatía y el respeto mejora la dinámica familiar.

Las peleas entre hermanos no desaparecerán de un día para otro, pero cada una de ellas es una oportunidad para enseñarles valiosas lecciones sobre la empatía, la comunicación y la resolución de conflictos.

Acompañarlos con paciencia y comprensión, en lugar de corregirlos constantemente, les permitirá desarrollar la autonomía emocional que necesitarán para la vida adulta.

Gestionar las peleas entre hermanos desde la disciplina positiva no solo mejora la dinámica familiar, sino que enseña a los niños habilidades emocionales clave para la vida.

La disciplina positiva no solo ayuda a resolver conflictos, sino que fortalece el bienestar familiar al fomentar una convivencia más armónica.

La próxima vez que tus hijos se enfrenten en una discusión, respira profundamente y recuerda que no tienes que ser el árbitro. Acompáñalos, establece límites claros y dales las herramientas para que ellos mismos puedan resolver sus conflictos de manera respetuosa.

Si te gustaría aprender más sobre cómo gestionar las peleas entre hermanos desde la disciplina positiva, visita www.educaenpositivo.com para acceder a más recursos y formaciones sobre crianza respetuosa.

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