¿Pueden los hombres educar en positivo? Seguramente si eres hombre y sí educas en positivo, esta pregunta te ha tenido que rechinar. Si es así, puedes sentirte orgulloso. Lamentablemente, por lo general, solemos ser las mujeres las que tenemos más interés acerca de la educación emocional de nuestros hijos.

 

“Los chicos no lloran tienen que pelear”

 

Los roles de género han hecho -y hacen- mucho daño a nuestra sociedad. Y aunque parece que las mujeres nos hemos llevado la peor parte, muchos hombres cargan con una mochila que les dificulta mucho ser emocionalmente honestos. Han crecido pensando que no es bueno exteriorizar sus emociones, porque debilita su “rol” de “hombre”. Por esto los hombres no suelen utilizar este método de educación, porque les hace sentir que no están cumpliendo con su papel. Sin embargo, nosotros te vamos a demostrar que los hombres también pueden educar en positivo.

 

Empecé sola en esto

 

El mejor ejemplo de que esta historia puede cambiar lo he vivido en mis carnes. Aunque Marido es un hombre muy implicado en la crianza de nuestros hijos, lo cierto es que no veía necesidad de formarnos para ser mejores padres.

 

Sin embargo, las continuas explosiones emocionales de nuestro hijo mediano nos pusieron al límite. En ese momento decidí salir de mi zona de confort. Buscaba soluciones para afrontar esos momentos difíciles en lo que no sabíamos cómo actuar… ¿Debería castigarle?, ¿o es preferible ignorarle?, ¿sermonear?, ¿ofrecer un abrazo?… pero ¿qué es lo que debo hacer?

 

En cuanto tuve una idea básica de cómo funciona el cerebro de los niños y puse en práctica algunas herramientas sencillas, empecé a ver la luz. (Puedes ver una vídeo lección donde explico el funcionamiento cerebral de forma muy resumida pinchando aquí).

 

¿Qué pensaba Marido de todo esto?

 

Al principio, Marido miraba con recelo.

“Toda la vida se ha hecho así y no pasa nada”

“Esas cosas son de hippies”

“Ahora a los niños no se les puede decir nada… ni que se fueran a traumar”

 

Reconozco que no me gusta discutir, así que, lejos de presionarle, decidí ponerme manos a la obra. El foco estaba en mí. La Disciplina Positiva supuso un antes y un después para nuestra familia. Las rabietas no desaparecieron por completo, pero se redujeron en frecuencia, intensidad y duración. Parecía magia… pero no lo era. Detrás había trabajo, esfuerzo, desaprender para volver a aprender a hacerlo de otra forma, agotamiento mental, ensayo, error… Y Marido, observaba desde “la grada” pero no se terminaba de lanzar.

 

¿Cuándo se interesó Marido por la educación positiva?

 

“Culo veo, culo quiero” hablando mal y pronto. Cuando Marido vio que nuestro hijo mediano conectaba conmigo de una forma especial; cuando notó que el ambiente en casa estaba mejorando; fue entonces cuando empezó a mostrar interés por esa nueva forma de afrontar la relación con nuestros hijos.

 

El cambio definitivo fue su asistencia a mi primer taller presencial. A partir de ahí, todas las piezas del puzzle empezaron a encajar en su cabeza y se puso manos a la obra. Para él fue muy importante conocer la parte más científica. Saber que, detrás de estas teorías, hay un aval basado en neurociencia. Se ha convertido en fan number one del Doctor Daniel Siegel.

 

Que no, que no hace falta ser neurocientífico para ser un buen padre o una buena madre. Pero poder entender qué hay detrás de la conducta de los niños y de la nuestra propia, te cambia profundamente. Eso es lo que sucedió con él. He aquí la prueba de que los hombres también pueden educar en positivo.

Pero no solo eso, también sucedió algo que no esperábamos. La mejora de la relación con nuestros hijos, hizo que también mejorásemos la nuestra, la de la pareja.

¿Por qué? Primero porque, es evidente que, al disminuir los conflictos con los niños, nosotros teníamos menos momentos de estrés y, por lo tanto, menos posibilidades de discutir entre nosotros. En segundo lugar, porque tener una misma visión a la hora de educar, ha hecho que no nos enfrentemos a frases como: “es que tú eres muy permisiva” o “sí, pero tú te pasas de duro”. Por último, y no por ello menos importante, porque el conocimiento de esta filosofía de vida – así nos gusta llamar a la educación positiva- ha hecho que la apliquemos también entre nosotros a la hora de resolver los conflictos del día a día. Sí, como lo oyes, ¡la educación positiva también sirve para los adultos!

 

 

¿Cómo puedo generar interés por esta forma de educar?

 

El taller para él fue una experiencia reveladora. Así lo es también para la mayoría de las familias. Pero ¿qué podemos hacer si alguien no quiere asistir a un taller o hacer una formación online?

Mi recomendación personal, basada en mi propia experiencia, es la siguiente:

  1. En primer lugar, RESPETAR su proceso. No hay que convencer a nadie, no hay que insistir, no hay que imponer nuestro criterio.
  2. VALIDAR su emoción. Sí, escuchar sus argumentos y asentir con la cabeza “entiendo que pienses así”.
  3. EMPATIZA: “yo también pensaba eso”.
  4. PREGUNTA antes de compartir, “yo tenía el mismo problema, ¿te digo cómo lo hemos resuelto?”.
  5. No des consejos que no te han pedido. La persona que lo recibe lo puede percibir como una crítica: “¿me estás queriendo decir que no soy un buen padre?”.
  6. Ofrece tu ayuda. “No estás solo, si necesitas ayuda, avísame”.

 

 

Regalar una experiencia transformadora

 

Se aproxima el Día del Padre así que quizás sea un buen momento para regalar algo que sea realmente transformador. En ningún caso hay que plantearlo como un “tienes que cambiar”, “lo que haces no me gusta”, etc. Sino como un “quiero recorrer este camino y lo quiero recorrerlo a tu lado”; “te quiero y quiero que seamos un equipo”; “eres muy importante para mí”.

 

O si no, hay una técnica que me flipa y que aprendí de Anabella Shaked “he visto un vídeo y me he dado cuenta de que tienes razón”. Seguro que así quiere empezar a verlo, jajaja… Si has vivido o estás viviendo una situación similar, te invito a que lo compartas en comentarios.

 

Y, recuerda, puedes acceder a una lección gratuita de nuestro curso Educa en Positivo.

 

 

 

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