Hace poco conocí a dos personas maravillosas. Una de ellas es Elia, una encantadora madre molona, pero que muy, muy molona, a la que me gustaría dedicar esta entrada. La otra se llama Yago, es hijo de Elia, tiene dos añitos y medio y una sonrisa que quita el “sentío”. Su historia es todo un ejemplo de superación, su forma de luchar ante los obstáculos que nos pone la vida es digna de admiración. Y es que Yago tiene una enfermedad poco común, esclerosis tuberosa, que le hace tener múltiples crisis y Elia no puede separarse de él ni un minuto. Conocerles ha sido una experiencia de esas que no cambiarías por nada del mundo, de las que te enseñan muchísimo.
Y aquí llega la noticia que me ha hecho feliz, ¡el día 16 de octubre consiguieron recaudar el 100% de lo que necesitaban para operar a Yago! Desde aquí os animo a entrar en su blog y leer su historia, creo que merece la pena. A pesar de que han alcanzado el objetivo y han quitado el número de cuenta, “la hucha” sigue creciendo, todo el dinero extra irá destinado a la Asociación Nacional de Esclerosis Tuberosa.
Quiero mandar un abrazo muy fuerte a esta familia y desearles lo mejor del mundo.
Y a Elia decirle que, aunque la conozco muy poquito, ha sido tiempo más que suficiente para convertirse en la madre más molona que he conocido jamás (con permiso de mi madre, claro), con esa sonrisa que tiene de oreja a oreja y esa forma de cantar y mimar a su niño. Por eso no he podido resistirme a compartir con vosotros su historia y dedicarle esta entrada. Para mi es la mejor manera de arrancar la semana.