No ha sido fácil pero al fin he apagado la tv en Villa Molona por una semana. Aunque tampoco es que antes viéramos la tv en exceso, sí existía la manía de llegar a casa con los niños y enchufarla, aunque no la estuvieran viendo.

Cuando digo una semana sin tv, me refiero no solo a la “caja tonta”, sino a cualquier dispositivo donde se puedan ver dibujos animados y series infantiles, o que disponga de videojuegos (por muy educativos que estos sean). Antes de seguir, voy a reconocer que después del desayuno, mientras nosotros nos vestimos y nos preparamos para ir al trabajo, sí he permitido que vea la tv un ratito y el fin de semana también he dado luz verde a ver alguna peli, para que veáis que tampoco he sido muy radical.

Aún así el resultado del experimento ha sido sorprendente, por eso he creído que merecía un post y aquí lo tenéis. Y ojo, hablo como madre de mi experiencia personal, no hablo como experta en educación, ni pedagogía, ni nada similar.

¿Qué ha pasado cuando hemos apagado la tv?

El primer problema con el que me he enfrentado ha sido conmigo misma. Soy 100% honesta. Sí, lo reconozco, mi miedo era probablemente el encargado de accionar la tv cuando niñamolona llegaba de la guarde y nos quedaba una larga tarde por delante con los dos molones. Porque no vaya a ser que la niña se aburra y el caos se adueñe de Villa Molona.

¿Sabéis una cosa? la primera sorprendida de lo que ha pasado al no encender la tv he sido yo.

Cuando al principio me pedía que la encendiera, mi “yo” convincente le decía que mejor íbamos a jugar. ¿Creéis que se ha puesto a insistir?, ¿creéis que ha sido motivo de rabieta? La respuesta es NO, ni una queja. Y una alucinada madre molona ha sacado recursos hasta de debajo de las piedras: que si un puzzle, que si plastilina, que si pinturas, cuentos… otros hemos pegado pegatinas en los sillones, en la mesa, en la ventana, en la cara de niñomolón… otros ha participado en tareas domésticas como sacar la lavadora o fregar un plato y oye, que se lo ha pasado bien y hasta ha servido de ayuda. Fíjate lo que son las cosas.

bañera

Bañarse con su hermano es de sus actividades favoritas 🙂

 

¿Y has tenido que estar con ella todo el rato?

Pues he aquí lo más sorprendente del experimento, la respuesta es NO, si algo he aprendido es que niñamolona:

  1. Puede ser bastante independiente. Ahora sin pedir tv nada más llegar a casa se pone a hacer “sus cosas”; va a su cuarto, coge su disfraz favorito y es capaz ¡¡¡hasta de ponérselo ella sola!!! Se pone a cantar, a bailar, habla con sus muñecos (unas conversaciones que ríete tú de los dramas de las telenovelas).
  2. Explota su imaginación al máximo. No os podéis imaginar las historias que se monta ella sola, los teatros que prepara, su capacidad para crear de la nada, un embudo, una caja o mis zapatos son muchísimo más entretenidos que cualquier juguete. Es más creativa o más bien, puntualizo, el no tener la tele encendida hace que saque todo su potencial creativo.
  3. Apenas ha tenido rabietas. Si coge algo que no debe o con lo que se puede hacer daño ella o a terceros, *entiéndase por terceros niñomolón, pues entramos en conflicto pero me resulta más fácil dialogar con ella ahora. Como padres lo mejor es anticiparse a la rabieta y desviar su atención en cualquier otra cosa, lo que sea, os aseguro que funciona.
  4. Me da la impresión de que le cuesta menos dormirse. De hecho responde mejor cuando le digo que hay que recoger los juguetes o que es hora de ir a bañarse. Si está viendo la tv cuesta más convencerla.
  5. Con las comidas igual, come mejor, con más autonomía, tarda menos en acabar, incluso está más dispuesta a probar sabores nuevos (aunque sigue sin ser la mejor comedora del mundo).

bailarina

Superar el miedo al aburrimiento

Una de mis conclusiones es que hay que eliminar de nuestras vidas el miedo al “aburrimiento”. Y es que sufrimos lo que yo denomino “aburrifobia” (que sí, que puede haber un término oficial pero permitidme que use este tuneado). Dícese del miedo que sufrimos muchos padres a que los niños se aburran.

-“¿Aburrirse?, ¡no por Díos!, ¡todo menos eso! ¡Que alguien le deje un ipad a mi pequeño antes de que se aburra y se ponga insoportable e indomable!”

Tenemos un problema y es que nosotros mismos tenemos miedo a aburrirnos, pero aburrirse no es malo y de hecho en este caso he constatado que es hasta beneficioso porque aprenden a buscar sus propios recursos y a desarrollar su imaginación.

Así que si puedes te invito a que hagas la prueba y observes. Y si tienes tareas que hacer en casa y reclama tu atención, deja que participe, siempre están dispuestos a ayudar y encima se lo pasan pipa.

Ahora en Villa Molona intentamos que haya equilibrio, ni tanto, ni tan poco, porque que vea una peli para echarse la siesta tampoco está mal de vez en cuando. Pero lo importante es saber vivir sin entretenimientos externos y ser capaces de aparcar la tv, la tablet, el móvil, etc. y dejarles ser niños, que experimenten y descubran el mundo.

¿Vosotros ponéis límites en casa con la tv y demás aparatos electrónicos?, ¿cuáles son vuestros recursos? ¡Vuestra experiencia me interesa mucho!

 

Nos vemos en el siguiente post y, entre tanto, en Facebook, twitter e instagram.

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